Por Arturo Torres, en colaboración con el ICIJ
Una red criminal de tráfico, encabezada por seis coyotes de nacionalidad china, mantiene intacta en Ecuador una estructura que facilita el tránsito de cientos de migrantes asiáticos que ingresan por la frontera con Perú, para dirigirse hacia Estados Unidos, por vía terrestre.
China tiene identificados a los traficantes y ha pedido su localización y captura a la Interpol, que aún no ha emitido ninguna notificación roja. Dos ciudadanos chinos fueron extraditados en 2024, tras ser detenidos por la policía internacional en Guayaquil. Desde que Ecuador exige un visado, en 2024, el ingreso de ciudadanos chinos cayó significativamente. Las solicitudes de visados se concretan en los consulados en China. 18 personas de esa nacionalidad recibieron visas humanitarias por persecución política o religiosa. Este reportaje es parte de la investigación transnacional China Targets.
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La llamada de su mejor amiga dejó a Xiao Wei devastada. Recuerda claramente que fue el miércoles 3 de julio de 2024. Ese día trabajaba, como de costumbre, atendiendo a sus clientes en su local de productos artesanales, ubicado en el norte de Quito.
Temprano en la mañana su amiga, Xiao Li, de 35 años, le llamó para contarle que el gobierno ecuatoriano había decidido exigir a los inmigrantes chinos visas para ingresar al Ecuador.
Wei, de 30 años, llegó a fines de 2023 a Quito, como parte de una explosiva ola migratoria de chinos que se precipitó sobre Ecuador, que se volvió un puente para miles de inmigrantes asiáticos que en su mayoría querían llegar a Estados Unidos, a cualquier precio.
Los viajeros abandonaron su país, en buena medida, escapando de una serie de decisiones restrictivas, detenciones arbitrarias y persecuciones, por razones políticas o religiosas, impuestas por el régimen del presidente Xi Jinping, según denunciaron varios organismos internacionales de derechos humanos y expatriados que viven en el extranjero.
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Precisamente el 2023 marcó un ingreso histórico, sin precedentes, de ciudadanos chinos a Ecuador. Ese año arribaron 50 mil chinos, tres veces más que el 2022, cuando entraron 14 mil personas.
Ecuador se volvió un imán para los asiáticos, en vista de que podían ingresar sin tener una visa y quedarse como turistas durante tres meses. Ese beneficio fue parte de un acuerdo diplomático bilateral de los dos gobiernos, vigente desde 2016. Se concretó en el contexto de una estrecha relación que mantuvo la administración de Rafael Correa con el régimen de Xi Jinping, que se convirtió en su principal aliado internacional y prestamista para obras que emplearon a miles de chinos y también fueron ejecutadas por empresas de ese país.
Hasta el 2020, año de la pandemia por el Covid-19, el ingreso y salida de ciudadanos chinos se mantuvo sin sobresaltos, en un promedio similar desde 2016. Pero dos años más tarde se empezó a registrar un mayor ingreso de asiáticos por supuestos motivos de turismo, no laborales, que era la tendencia habitual. En 2022 hubo un primer pico, con la llegada de 13.705 chinos, pero el 2023 el flujo se salió de control, reportando un aumento del 262%.
En ese éxodo, precisamente, llegaron Xiao Wei y su amiga Xiao Li. Ambas abandonaron China por la asfixiante restricción de sus libertades y la represión y confinamiento extremos durante meses, incluso bajo llaves, que vivieron con sus familiares durante la pandemia.
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“La gente se quedó muy frustrada, con mucho miedo, después del encierro por el Covid-19. Debido a razones políticas decidieron un encierro total de toda la población. No podíamos salir de nuestros hogares ni abandonar el país, no solo por la situación de salud”, contó Wei, quien luego de pocos meses recibió en Quito a su esposo, Gao M. “Nosotros no tenemos hijos -dice Wei- pero nos preocupaba que las utoridades tomaran represalias contra nuestros hermanos y otros familiares porque decidimos no volver a China. Amigos nuestros, que se quedaron, sufren amenazas porque sus parientes también se fueron”.
Esa práctica de hostigamiento -denunciada por Wei- ha sido ampliamiente documentada por la investigación transnacional “China Targets”, del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), en la que Código Vidrio y Revista Vistazo participan. Esas tácticas del gobierno chino están detalladas en manuales y directrices confidenciales para agentes de seguridad estatales revisadas por el ICIJ, así como en las experiencias que han vivido 105 personas objetivo (perseguidas en el extranjero como amenazas contra la seguridad nacional), incluidos interrogatorios policiales grabados en secreto, llamadas telefónicas y mensajes de texto entre agentes de seguridad en China.
Para 2023, las autoridades ecuatorianas de migración levantaron informes sobre la llegada masiva de ciudadanos chinos, sobre todo por el aeropuerto de Quito. Esos datos coincidieron con alertas que empezaron a llegar desde los gobiernos de Estados Unidos, China y Panamá.
“Era evidente que los inmigrantes estaban usando Ecuador como un país de tránsito, para llegar a Estados Unidos, aprovechando que no necesitaban una visa”, dijo el coronel de policía Wilmer Llerena, director nacional de Migración.
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Así, Ecuador se convirtió en el epicentro de una diáspora incontenible de chinos que llegaba por avión desde píses europeos, especialmente de España. “Por la magnitud de ingresos, enviamos informes técnicos a la Cancillería. China se convirtió en el principal país de procedencia de extranjeros, que decían llegar para hacer turismo, la mayoría tenía entre 36 y 55 años, el 70% eran hombres, explicó Gabriela Pogo, subsecretaria de Mobilidad Humana del Ministerio del Interior.
En 2023 ingresaron a EE.UU. por el desierto fronterizo más de 45 mil chinos. La mayoría había salido desde la capital ecuatoriana, por vía terrestre, con el apoyo de redes criminales de tráfico, según destaca Llerena.
En Quito, la red, que era contactada por los emigrantes desde China, contaba con transportistas que los recogían en el aeropuerto y los llevaban a hostales y pensiones, donde se alojaban varios días hasta iniciar la travesía hacia Tulcán para pasar por el puente de Rumichaca hacia Colombia. Luego atravesaban el Tapón del Darién, en Panamá, y varios países centroamericanos hasta la frontera de México.
En 2024, el arribo de migrantes seguía aumentando. En mayo de ese año Código Vidrio y Revista Vistazo revelaron que para monitorear a los miles de desplazados, venía operando una estación clandestina de la policía china, bajo la fachada de una agencia de turismo, en el emblemático y patrimonial Hotel Quito, que fue vendido por el gobierno de Correa a la empresa China Road and Bridge Corporation (CRBC).
Para entonces, el gobierno de Daniel Noboa aceleró la decisión de suspender el acuerdo con China y exigir visa a los asiáticos, lo cual fue acordado con las autoridades de Pekin, en medio de las exigencias continuas de Estados Unidos y otros países centroamericanos.
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Cuando la exigencia de los visados empezó a aplicarse desde julio, Xiao Li pidió una visa de residente temporal. Quería quedarse en este país al igual que otros de sus conterráneos porque su negocio estaba prosperando. Sin embargo, su solicitud de acceder a una visa de inversionista fue negada en la Cancillería, por lo cual debió permanecer ilegalmente y buscar contactos para viajar a EE.UU.
En Ecuador , el efecto del visado fue inmediato. En 2024 el ingreso de chinos se redujo en un 60%: arribaron 27 mil migrantes y, en lo que va de este año, entraron 3.578. Pralelamente, también se empezó a negar la entrada de migrantes que aterrizaron en Quito y debieron regresar a su último país de embarque. Los tres últimos años fueron inadmitidos 1.413 migrantes chinos, según Pogo, quien indicó que muchos desconocían que Ecuador había impuesto nuevamente el requisito del visado, engañados por las redes de coyoteros.
Según reportes de la Cancillería, tras la imposición de la visa las solicitudes en los consulados en China se incrementaron. En Pekin, Cantón y Shangai, hasta abril de este año, se pidieron 1.108 visas, un aumento de más del 100% en relación a junio de 2024, hasta cuando se requirieron 485 visados.
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Adicionalmente, la Cancillería implementó el sistema de visado electrónico que permite realizar la solicitud de visa virtual desde cualquier lugar del mundo. Bajo este esquema 5.234 ciudadanos chinos han solicitado visados. Entre julio de 2024 y el 23 de abril de 2025, se han emitido 2.587 visas de turismo a ciudadanos chinos.
Entre enero de 2023 y marzo de 2025, la Cancillería otorgó 18 visas humanitarias de protección internacional a ciudadanos chinos. Doce de esos casos fueron cerrados, debido a que las autoridades negaron las solicitudes de refugio, mientras cinco aún están pendientes de una decisión de la Comisión de Refugio y Apatridia. Solo un extranjero ha renovado su visa humanitaria de solicitante de protección internacional. Los chinos que pidieron estatus de refugiado alegaron como motivos la persecución por su opinión política, su religión y su pertenencia a un determinado grupo social.
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En febrero pasado, Xiao contrató los servicios de un coyotero para viajar con su esposo y su amiga por tierra hasta México y cruzar a EE.UU. La contactamos a inicios de abril a su celular y nos confirmó que había llegado a una ciudad de California, donde ya estaba trabajando.
“Aunque es un viaje difícil y peligroso, la gente sigue cruzando la frontera porque busca una nueva vida para sus familias”, dijo Xiao, quien no piensa regresar a su país y ha pedido que las autoridades estadounidenses le concedan asilo. “China es como un bus gigantesco que nunca cambia de conductor. Circula por cualquier camino, incluso puede irse al precipicio, pero ningún pasajero puede criticar al conductor”.
Pese a todas las medidas de control migratorio del actual gobierno, la llegada ilegal de ciudadanos chinos a Ecuador continúa, según confirmó el coronel Llerena, director de Migración. “Los migrantes de China siguen ingresando ilegalmente por la frontera con Perú, por trochas clandestinas y puestos migratorios en las provincias de Loja y El Oro. Continúan usando Ecuador para llegar a EE.UU., que es su destino final”, indica Llerena.
Para facilitar los traslados y la logística de los migrantes asiáticos, aún opera en Ecuador una organización de tráfico de personas, encabezada por seis ciudadanos chinos. Ellos, según Llerena, han sido identificados por las autoridades de China, que mantienen coordinaciones de búsqueda con Interpol. “Hemos articulado el trabajo con Interpol, les hemos pasado información de los chinos que estarían involucrados en casos de migración ilegal. Estamos esperando los datos de su ubicación para junto con la embajada realizar expulsiones desde Ecuador”, destacó el oficial.
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Esas redes tienen montada una compleja estructura para trasladar a los migrantes hasta EE.UU. “Cuentan con un sistema completo de alojamiento y transporte, lo cual ha sido corroborado por los servicios de Inteligencia de China. No han podido ser ubicados porque se mueven constantemente por diferentes provincias”, explica Llerena.
Los oficiales de Migración mantienen reuniones con funcionarios chinos de la embajada, que han pedido que Interpol gestione la emisión de difusiones rojas para detenerlos, según Llerena. “En China los tienen bien identificados. Hace siete meses hubo una reunión con policías de ese país para abordar este tema. Entregaron un paquete de información de estos ciudadanos, para concretar su extradición”.
En respuesta a un pedido de esta alianza periodística, Interpol Ecuador informó que entre 2020 y abril de 2025 no ha emitido notificaciones rojas contra ciudadanos chinos.
Sin embargo, destacó que ha llevado a cabo dos extradiciones pasivas, en 2024, de los chinos Wu Zhirong y Feng Meiying, requeridos por la República Popular de China por fraude.
Zhirong y Meiying fueron detenidos por agentes de Interpol el 1 de agosto de 2024 en Guayaquil para su extradición pasiva, ante requeridos mediante notificaciones rojas (A-8765/10-2021 y A-5626/6-2021, respectivamente). Ambos fueron denunciados en el distrito de Huadu, China, por defraudar a múltiples víctimas por 550.000 yuanes ($75.908 dólares). Según el reporte de las autoridades chinas, utilizaron métodos engañosos, como simular enfermedades familiares y presentar certificados falsificados de uso de tierras como garantía. La investigación penal empezó el 12 de noviembre de 2015 por la Oficina de Seguridad Pública de Guangzhou.
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“Estos procesos se realizaron conforme a la normativa ecuatoriana, incluyendo la Ley de Extradición, el Código Penal y los protocolos de Interpol, en coordinación con autoridades judiciales y la Cancillería”, indicó la entidad.
Interpol sostiene que no ha registrado solicitudes formales para la localización de ciudadanos chinos en el país. Desde el 2022, ha mantenido una cooperación activa con China, intercambiando 17 comunicaciones sobre la información de personas de esa nacionalidad.
Frente a las denuncias de que China ha usado el mecanismo de difusiones rojas para que Interpol detenga a disidentes políticos y minorías sometidas a persecución en ese país, sus autoridades indicaron que aplican seis filtros y requisitos estrictos a cargo de un equipo especializado, para evitar el uso de notificaciones de detención con fines políticos, militares, religiosos o raciales, y que se concentren en delitos comunes.